Tres Vidas

 
 

7 de Julio 2017

De la textura al dibujo

 

Llego a Tres Vidas dos años atrás y no desperdicio mi primer fin de semana. 

Bajo a la playa antes de la salida del sol. Acapulco que es famoso por sus atardeceres, pero para mí la fluorescencia de los amaneceres, del bermellón al violeta, son aún más hermosos. Es una carrera contra el sol, si llego después de su salida la fiesta de colores habrá disminuido. No quiero entrar tarde al concierto y me descalzo al mismo tiempo que avanzo hacia el mar. Me detengo al encontrar arena húmeda y antes de la línea de agua que dejan las olas. No tengo que ver el borde con mis ojos, mis pies lo distinguen al tacto como un trago fresco de menta entre mis dedos. Segundos más tarde sonrío sin reclamarle al sol su aparición, tal vez presumiéndole que llegue primero. Y la calma regresa. Con ella mi capacidad de ver el escenario que rodea al cielo. Mis oídos antes que mis ojos disfrutan del mar. El mar es profundo por su música y movimiento infinitos. Estoy solo, nadie me acompaña y me vuelvo menos lentamente. La escala de lo que me rodea me hace sentir pequeño y bajar la cabeza.

 
 
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Ahora la arena cautiva mi atención. No recuerdo haber visto antes variaciones en los trazos que dejan las olas repetir patrones tan exactos y al mismo tiempo tan diversos. Parábolas que van del marrón al ocre forman una textura que penetra en el agua y se extiende por ambos flancos sin interrupción. Me acerco para sentir su relieve con mis manos pero no existe. La superficie es casi tan plana como el cristal. La película de agua se absorbe, desaparece y la única textura que puedo tocar es la de los granos de arena fina. Empiezo a confundirme y me pregunto como es esto posible. No encuentro explicación. La mitad de mis hipótesis son falsas y la otra mitad las abandono, distraído por ver como se repiten patrones similares con el ir y venir de las olas. Las variaciones entre cada parábola son sutiles pero la calidad de la composición que resulta es audaz y divertida. Ahora ya no veo un textura y empiezo a valorar el dibujo. Estoy frente al tejido de un hamaca que avanza de menos a más y regresa a menos sin un orden o dirección.

 
 
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Registro estas imágenes desde aquel día. Me han acompañado en cada visita a la playa, pero solo en esta playa. Hoy se que se trata de un tesoro no único, pero si muy especial bautizado Códigos Diamante. Gracias Ricardo por tu interés artístico y científico en el tema. Vale la pena darlo a conoce para que pueda ser disfrutado por muchos.

 

Gerardo Fuentes

Ex-Director de Tres Vidas Acapulco (2016-2017)